jueves, 16 de junio de 2011

Fro marmol



Llevo tiempo buscando la pieza de mármol blanco, para materializar mi recuerdo, por fin te he encontrado. Miro detenidamente las taras del bloque, paso mis manos por él, definitivamente eres tú, la gélida sensación, me trae a la mente, tu inesperada ausencia.
Ya en el estudio, te observo, te rodeo lentamente intentando descubrir las tres dimensiones de tu figura, el deseo que tengo por sentirte, vence a tu obstinación por esconderte, acerco las herramientas y me dispongo al desbastado. No tengas miedo, aunque la mayoría son cortantes, con mis rápidos y certeros golpes, te liberaré con mi puntero de tus miedos, desportillaré tus dudas y horadaré en la fría envoltura, en la que te crees protegida. El suelo esta lleno de material, que te oprimía, ahora es el turno de las gubias, empiezo a darte curvas, que por cierto, se muestran descaradas ante mis ojos, con el cincel dentado ya dejo entre ver tu volumen y la sombra.
Te masajeo con piedra pómez todo el cuerpo, con mucha delicadeza por tu cara, la expresión es el objeto del arte. Me fascina y me seduce las caricias que te doy insistentemente con el esmeril, puliendo tu belleza, compruebo cada milímetro de tu cuerpo con mis dedos, tus pechos suaves como la seda, me estremecen, tu cuello me embelesa, tus caderas me excitan.
Mis manos abrasadas y candentes por el trabajo, contrastan con tu frialdad, tu mirada sigue inexpresiva, sé que eres tú, te veo, pero no te siento, tengo tu cuerpo frio, pero me falta tu alma incandescente. Después de tanto trabajo estéril, confirmo lo que ya sabía, tu cuerpo es bellísimo, pero lo que deseo realmente, lo que me fascina de ti, es tu alma e inteligencia y eso no se puede copiar, solo se puede sentir.

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